(Escrito para Cacosmia en 2006)
A veces, en la soledad y oscuridad de mi habitación, me pongo a pensar en poll.. digo, en Kevin Spacey. Sus rasgos faciales me inspiran cercanía, me inspiran familiaridad. Cuando pensamos en Kevin Spacey no pensamos en su faceta de actor, pensamos en ese padre que nunca tuvimos, en aquel ser entrañable que nos despedía desde su taquilla en la estación de tren. Ese hombre que, sin titubeo alguno, nos concedía la prestación salarial en el INEM. ¿No os pasa lo mismo? A mi sí y aunque os cueste reconocerlo (porque es duro decir algo así en sociedad), pues a vosotros también os pasa aunque sea de una forma inconsciente.
Kevin Spacey nació mal, ese fatídico 26 de Junio de 1959, la ruleta del destino se desentendió por unos instantes de su papel y le otorgó una vida a este buen hombre que no era la suya. ¡Pardiez! Él debió nacer en Cuenca. Mirad su cara, mirad sus rasgos. Por el amor de Dios, que un centurión venga y me sodomice si este señor no tiene cara de conquense de toda la vida. ¿Nadie tiene un familiar de La Mancha? Yo sí y podría jurar que es mi tío Alfredo de no ser por esos cerdos capitalistas de Hollywood.
Por hechos que aún desconocemos,
Kevin NUNCA llegó a nacer en Cuenca
Los padres de Kevin probablemente no le hubieran llamado Kevin, tal vez le habrían llamado Antonio, quizá Jesús, o incluso Benito. Imaginaos que infancia más dura si a un chico de un pueblo de Cuenca le llaman Kevin. ¿Qué clase de nombre es Kevin? Os diré que clase de nombre es: un nombre anglosajón. Y los nombres anglosajones nunca estuvieron de moda en Cuenca por los años 60. Quizá ahora sí está más de moda. Nos estamos desarraigando de nosotros mismos, buscando formas inconclusas y personalidades inertes y homogéneas… pero de eso ya os hablaré otro día chicos/as, no temáis.
Fíjense una vez más en esas líneas de expresión
marcadas a fuerza de solana manchega.
Benito (Kevin) iría a la escuela, como el resto de muchachos. Se comería su bocata de queso a media mañana y después en casa haría los deberes y vería todos esos locos seriales que echaban en la tele de entonces. Algunos días, Benito tendría que ir a recoger azafrán con su familia y con la siempre agradable compañía de sus dos borricos Cheng y Chungo. A él le gustaba más Cheng porque corría más y porque no estaba muerto como su hermano Chungo.
Éste es Chungo
Después se haría mayor, pero antes se haría adolescente y ahí empezarían sus conflictos más serios. Puede que durante una etapa se sintiera atraído por hombres corpulentos que intentaban acariciarle, pero sería una etapa breve, luego las faldas le empezarían a atraer más y entonces conocería a su primer amor: Adela. Ella era una chica de catorce años que un día se escapó de casa porque sus padres creían que era un oso hermafrodita y la tenían encerrada. Pero no, era una niña, con un gran corazón y con todas esas cosas que tienen las niñas… ya sabéis, piernas, brazos, cuello y útero.
Los úteros son complicados, quizá no para los ginecólogos,
pero para Kevin y para el resto de la humanidad sí.
Durante un tiempo Benito y Adela se amaron, pero un incidente con un ciclomotor y un cojo les hizo perderse de vista. Volvamos a las conjeturas: Benito podría haberse decantado por hacerse fraile o cura, pero decidió que su sexualidad era tan importante como aquel recado que le hizo al panadero cuando tenía ocho años. Cogería su chupa y armado de valor se subiría al primer autobús con dirección a la gran urbe, Madrid. Benito nunca le tuvo miedo a nada, de pequeño ya se freía los huevos él sólo e incluso un día prendió fuego a otro niño más fuerte que él.
-Que hermosa es la Plaza de Castilla. - Pensaría nuestro joven amigo nada más arrivar a la ciudad. Y de ahí a comerse el mundo, porque Benito no sería de esos que van restregando sus posaderas por las fachadas de los edificios, él afrontaría su destino con tesón, con fuerza, con tenacidad y con un poco de arroz, que siempre viene bien y está muy rico.
Los años irían pasando y convertirían a este joven manchego en un hombre de provecho para la sociedad. Su cara sería entonces conocida por la masa no a través del celuloide, sino por cercanía, porque miles de ciudadanos de éste, nuestro gran país, ¡ESPAÑA!, tienen su mismo careto. Sería la típica persona que te encuentras por la calle y le dices:
-Oye tio, tienes cara de "gente".
Y es verdad amigos y amigas, hay gente que tiene cara de gente y Kevin Spacey es uno de ellos. Björk por ejemplo no. Este hombre, con toda su buena intención, quiso ser actor, pero hay que hacerle entender por todos los medios que su sitio está aquí, en el funcionariado, en el estanco, en la panadería... Busca tus raices Kevin, hazlo por todos esos chicos de barrio que creyeron en ti. No les defraudes. Te queremos. Se feliz. Te voy a dedicar un poema:
Sólo con fuerza y tesón
llegarás a ser un campeón
Pinofas
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