lunes, julio 19, 2010

Aeris me caía mal (y su muerte me la trae floja)

(Escrito para Cacosmia en 2006)

Sí, ya se que esta rotunda afirmación puede costarme caro, pero es así. No puedo evitar acordarme de ella cuando voy a sacar al perro y veo sus deposiciones.


Aquí está, con su ridículo look de cristiana-punky

Esta chica, con su apariencia angelical e indefensa, fue la responsable de dar sensibilidad a las defunciones en los videojuegos. Su merecida muerte supuso un punto de inflexión en la industria y algo tan banal como pegarle un sablazo a un conjunto de polígonos podía ser tomado desde entonces como algo digno de reflexión moral.

La co-protagonista de Final Fantasy VII
Final Fantasy VII es un juego que apareció en España allá por 1997 para PlayStation. El éxito fue rotundo y toda la crítica y público se volcó con él llegando a ser calificado en numerosas revistas como auténtica obra de arte. El juego te ponía en el papel de Cloud, un mercenario que se une a un grupo de eco-terroristas que luchan contra una compañía eléctrica que absorbe la energía del planeta. El caso es que por diversas cuestiones, la trama se convierte en una contrarreloj para salvar el mundo de un meteorito invocado por un señor de pelo largo con muy mala leche.


Sefirot (el malo)

El juego de rol perfecto; una trama elaborada con personajes currados y con mucha personalidad. Una magnífica ambientación que mezclaba armoniosamente los detalles más arcaicos con la tecnología más moderna y urbana. Todo esto acompañado de una jugabilidad a prueba de bombas que lo convierte en uno de los juegos más longevos que existen. Sólo tiene un problema: Aeris.


Millones de mujeres en todo el mundo quieren ser como ella. Sólo espero que nunca follen.

Aeris es una pánfila que vende flores en los suburbios, aunque luego resulta ser una Anciana, pero con A mayúscula. Es decir, no es una viejuna, sino que pertenece a una etnia de super sabios que se comunican con el planeta. Pero es una pánfila, además de ñoña, estrecha e inútil.

Me cae mal por lo siguiente:

-Sus ridículos movimientos de niñata tonta cuando se pone a hablar con Cloud.

-Como personaje no vale para nada, su fuerza es patética y no aguanta ni 3 hostias.

-Hay que estar permanentemente salvando su culo porque nunca fue lo suficientemente madura para tomar las riendas de su vida.

-Se cree guapa

-Va de pulcra y todos somos testigos de que nunca se cambia de bragas.

-La vara esa que lleva como arma no sirve ni para atizar borricos.

-Hace sentirse a todos culpables de su muerte.

-Tiene pinta de ser vegetariana

-Rompe constantemente la tensión sexual que existe entre Cloud y Tifa y por consiguiente hace que nuestro valiente protagonista no tire de riñón durante todo el juego.


Sí amigos, ésta es Tifa. Y Cloud dudaba entre esto y la cristiano-punka

La muerte de Aeris y sus consecuencias para la salud pública.
Si por algo será siempre recordado Final Fantasy VII es por esa emotiva escena en la que Sefirot le quita la vida de un sablazo. Pero vivimos en el mundo real y hay que pararse a pensar en las terribles consecuencias que esa secuencia ha causado en la sociedad. Os estoy hablando de traumas, problemas psicológicos, desviaciones en la conducta y actitudes temerarias… Toda una generación de niños video-adictos ha crecido con esa atroz imagen grabada a fuego en sus corazones.

"…No es de extrañar por tanto encontrar varones que busquen en su pareja la imagen viva de Aeris, a la que incluso pueden llegar a ver como 'madre modelo que no tiene hijos, pero que es madre modelo'". – El doctor Naif Konstantine hace referencia a este problema como "síndrome de Aerisfagia"

"...1 de cada 1.000.000 de asesinatos tienen relación alguna con el hecho de que el homicida sea agnóstico y fácilmente manipulable por elementos audiovisuales de índole fascista, como por ejemplo la escena de la muerte de Aeris." - Así de claro se mostraba el inspector Jeremy Irons en una entrevista concertada al periodico "Le Journal de Paris"

"Algún día os mataré a todos, igual que hizo Sefirot con Aeris, ¡ese si que tenía los cojones cuadrados! ¡Heil Heil!". – Parece ser que éstas fueron las últimas palabras de Hitler, según la opinión de un camionero polaco que en Cacosmia valoramos mucho.


Este conglomerado de polígonos y texturas roñosas simbolizan los últimos momentos de vida de Aeris. Reza, reza… que te la van a meter doblada.

Aeris nunca resucitará, ¡COÑO!
Pero a todos esos traumas hay que sumar uno de vital importancia, el síndrome de "dedicaré el resto de mi vida a demostrar al mundo entero que los programadores del juego se han equivocado y en realidad Aeris puede ser resucitada aunque eso signifique una incongruencia total de la trama que los guionistas pasaron por alto".

Bien, éste síndrome se da en individuos que por algunas razones socio-culturales (ausencia de sexo) dedican horas y horas de su enfermiza existencia a comprobar si Aeris muere definitivamente o puede ser resucitada en algún punto del juego. Sin embargo, no podemos culpar exclusivamente a su ausencia de vida social, también influye la materia "Fénix".

Materia es, para que nos entendamos, el elemento que nos permite hacer una magia. La de Fénix hace que podamos invocar a éste pajarraco para que resucite a los componentes del grupo que han muerto en una pelea. Por esta sencilla regla de tres es muy lícito pensar en resucitarla sin recurrir a extrañas teorías, pero no, aunque sea incoherente, es absolutamente imposible utilizar esta materia para devolverle la vida a la pija de los cojones.


Éste no es Fénix, es Neo Bahamut. Y Red XIII es un felino que habla.

Lo máximo a lo que podemos llegar es a ver su espíritu en la iglesia de Midgar. Desengañaos de una vez, AERIS MUERE, MUERE PARA SIEMPRE, jamás vuelve a esparcir su ñoñería desde el punto en que es ensartada cual pincho moruno. Pero si aún no podéis aceptarlo aquí os dejo una serie de teorías no comprobadas que puede que funcionen. Ahí van:

-Cuando lleves exactamente 67 horas y 23 minutos de juego resetea la consola. Al volver a cargar la partida verás que Tifa se ha convertido en Aeris, aunque conservando su pechera.

-No utilices ninguna magia con Cloud hasta que la maten. Cuando llegue ese momento, verás que aparece un tío muy cabreado con gabardina. No resucitaréis a Aeris, pero pasareis un momento la mar de jocoso.

-Compra la materia "Esmegma" que podrás encontrar en la tienda de antigüedades de Paco el de Murcia. Luego véndesela al camello que trapichea con speed en los suburbios de Ciudad Olvidada. Te pasará una buena mierda con la que podrás convencer al abuelo de Nanaki de que te explique el sentido de la vida. Cuando comprendas su significado puedes regresar a Mordor y crearte una vida ficticia en el bosque inexistente de juncos o utilizar el hechizo "masturbación" contra todos los orcos que veas. Una vez hecho todo esto, apaga la Play , dale un beso a tu madre y reza tres padres nuestros. Si Aeris no aparece cuando vuelvas a encederla, pégate un tiro.

¡CLANES ANTI-AERIS DEL MUNDO, UNIOS!

Muerte de Aeris:



Aeris luchando en la pelea final (pirateando al límite xD):



No pongas caras, siempre me caerás mal. ¡IMBÉCIL!

Kevin Spacey nunca nació en Cuenca

(Escrito para Cacosmia en 2006)

A veces, en la soledad y oscuridad de mi habitación, me pongo a pensar en poll.. digo, en Kevin Spacey. Sus rasgos faciales me inspiran cercanía, me inspiran familiaridad. Cuando pensamos en Kevin Spacey no pensamos en su faceta de actor, pensamos en ese padre que nunca tuvimos, en aquel ser entrañable que nos despedía desde su taquilla en la estación de tren. Ese hombre que, sin titubeo alguno, nos concedía la prestación salarial en el INEM. ¿No os pasa lo mismo? A mi sí y aunque os cueste reconocerlo (porque es duro decir algo así en sociedad), pues a vosotros también os pasa aunque sea de una forma inconsciente.

Kevin Spacey nació mal, ese fatídico 26 de Junio de 1959, la ruleta del destino se desentendió por unos instantes de su papel y le otorgó una vida a este buen hombre que no era la suya. ¡Pardiez! Él debió nacer en Cuenca. Mirad su cara, mirad sus rasgos. Por el amor de Dios, que un centurión venga y me sodomice si este señor no tiene cara de conquense de toda la vida. ¿Nadie tiene un familiar de La Mancha? Yo sí y podría jurar que es mi tío Alfredo de no ser por esos cerdos capitalistas de Hollywood.


Por hechos que aún desconocemos,
Kevin NUNCA llegó a nacer en Cuenca

Los padres de Kevin probablemente no le hubieran llamado Kevin, tal vez le habrían llamado Antonio, quizá Jesús, o incluso Benito. Imaginaos que infancia más dura si a un chico de un pueblo de Cuenca le llaman Kevin. ¿Qué clase de nombre es Kevin? Os diré que clase de nombre es: un nombre anglosajón. Y los nombres anglosajones nunca estuvieron de moda en Cuenca por los años 60. Quizá ahora sí está más de moda. Nos estamos desarraigando de nosotros mismos, buscando formas inconclusas y personalidades inertes y homogéneas… pero de eso ya os hablaré otro día chicos/as, no temáis.


Fíjense una vez más en esas líneas de expresión
marcadas a fuerza de solana manchega.

Benito (Kevin) iría a la escuela, como el resto de muchachos. Se comería su bocata de queso a media mañana y después en casa haría los deberes y vería todos esos locos seriales que echaban en la tele de entonces. Algunos días, Benito tendría que ir a recoger azafrán con su familia y con la siempre agradable compañía de sus dos borricos Cheng y Chungo. A él le gustaba más Cheng porque corría más y porque no estaba muerto como su hermano Chungo.


Éste es Chungo

Después se haría mayor, pero antes se haría adolescente y ahí empezarían sus conflictos más serios. Puede que durante una etapa se sintiera atraído por hombres corpulentos que intentaban acariciarle, pero sería una etapa breve, luego las faldas le empezarían a atraer más y entonces conocería a su primer amor: Adela. Ella era una chica de catorce años que un día se escapó de casa porque sus padres creían que era un oso hermafrodita y la tenían encerrada. Pero no, era una niña, con un gran corazón y con todas esas cosas que tienen las niñas… ya sabéis, piernas, brazos, cuello y útero.


Los úteros son complicados, quizá no para los ginecólogos,
pero para Kevin y para el resto de la humanidad sí.

Durante un tiempo Benito y Adela se amaron, pero un incidente con un ciclomotor y un cojo les hizo perderse de vista. Volvamos a las conjeturas: Benito podría haberse decantado por hacerse fraile o cura, pero decidió que su sexualidad era tan importante como aquel recado que le hizo al panadero cuando tenía ocho años. Cogería su chupa y armado de valor se subiría al primer autobús con dirección a la gran urbe, Madrid. Benito nunca le tuvo miedo a nada, de pequeño ya se freía los huevos él sólo e incluso un día prendió fuego a otro niño más fuerte que él.

-Que hermosa es la Plaza de Castilla. - Pensaría nuestro joven amigo nada más arrivar a la ciudad. Y de ahí a comerse el mundo, porque Benito no sería de esos que van restregando sus posaderas por las fachadas de los edificios, él afrontaría su destino con tesón, con fuerza, con tenacidad y con un poco de arroz, que siempre viene bien y está muy rico.

Los años irían pasando y convertirían a este joven manchego en un hombre de provecho para la sociedad. Su cara sería entonces conocida por la masa no a través del celuloide, sino por cercanía, porque miles de ciudadanos de éste, nuestro gran país, ¡ESPAÑA!, tienen su mismo careto. Sería la típica persona que te encuentras por la calle y le dices:

-Oye tio, tienes cara de "gente".

Y es verdad amigos y amigas, hay gente que tiene cara de gente y Kevin Spacey es uno de ellos. Björk por ejemplo no. Este hombre, con toda su buena intención, quiso ser actor, pero hay que hacerle entender por todos los medios que su sitio está aquí, en el funcionariado, en el estanco, en la panadería... Busca tus raices Kevin, hazlo por todos esos chicos de barrio que creyeron en ti. No les defraudes. Te queremos. Se feliz. Te voy a dedicar un poema:


Sólo con fuerza y tesón
llegarás a ser un campeón

Pinofas